Algo lindo
Lo lindo en general es que existen los emojis, porque bueno, dibujitos en miniatura, no hace falta mucho más. Antes de que alguien diga nada: la literatura no los necesita, claro. El lenguaje escrito es autosuficiente en la mayoría de los casos. El oral también. Pero qué hay de toda esa circulación intermedia de lenguaje, más instantánea, que requiere -sin que muchas veces lo notemos siquiera- mucho de nuestra capacidad de comunicación, de síntesis, de interpretación. Ahí es donde los emojis florecen, en ese híbrido entre lo escrito y lo oral, y le agregan el tono y la clave de interpretación, en principio.
Como las partituras que traen el “allegro” o el “vivace” pero en dibujitos. El mensaje con emojis se vuelve entonces como el libro álbum: un nuevo modo de decir, en conjunto, con el texto y la imagen entrelazados en el sentido. En inglés existe la palabra “curiology” que se traduce como “representar cosas por sus imágenes, no por sus símbolos”. Lo más equivalente que tenemos en castellano es “hieroglífico”. Tal vez algún lingüista en la sala nos pueda contar más.
Pero lo emojis son más que una clave de interpretación muchas veces. Porque se puede mandar un mensaje o responder solo con emojis. Ahora incluso también “reaccionar” a un mensaje o imagen. Hay gente que piensa que eso es de vagos, claro. Para mí es un gesto amable, y en todo caso, es un gesto, que es mejor que nada.
Y de todas formas, tampoco es por esto que los emojis me gustan, sino por su dimensión ¿lúdica? No sé bien cómo llamarlo. Somos testigos de un idioma que florece ante nuestra mirada, va mutando, se va acomodando a los usos.
Confieso, como ya dije en otra ocasión que soy lentita, que tardé un montón en incorporar el uso de emojis, más que el muy ocasional :) en algún mensaje muy personal. Pero de a poco me fui animando y es como abrir un armario lleno de juguetes. (Supongo que para otras personas podría decir un placard lleno de vestidos nuevos).
Aprendí mucho de emojis escuchando estos dos episodios sobre curiology de Ologies, de Alie Ward. (Por cierto, todos los episodios del podcast son geniales, solo en inglés, eso sí, y algunos requieren de mucho inglés, pero bueno, a practicar y en la web están las transcripciones y todos los links que mencionan).
Y ahí también descubrí Emojipedia. Y (ADVERTENCIA: entren a su propio riesgo, solo si tienen mucho tiempo para pasar) la cocina de los emojis que me viene dando mucha alegría.
El uso de emojis es bastante personal, aunque como con todo, hay tendencias y modas.
¡Mandame los tuyos!
Tu emoji favorito:
El emoji que más usás:
El que nunca usaste antes:
El que odiás que te manden:
El que no entendés para nada:
El que usarías en una remera:
El que te generó un problema:
Una historia contada con emojis:
El malentendido de la lectura o Un nuevo episodio de “Todo lo que sé lo aprendí en los libros infantiles”
Hay una fábula muy conocida, que se cuenta desde Esopo, (aproximadamente s. VI AEC) hasta Samaniego que se llama “La lechera” (publicada a comienzos de la década de 1780, Fábula II del Libro II de Fábulas, de Don Félix María Samaniego), pasando por una versión en El conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel (s. XIV) incluso. Y desde entonces circula en versiones todas bastante similares.
A diferencia de otras fábulas que suelen tener animales como protagonistas, el personaje de esta es una joven lechera que lleva su cántaro con leche para vender en el mercado. En el camino, esta muchacha va pensando lo que va a hacer con el dinero obtenido por su venta. Primero va a comprar unos huevos para tener pollitos, después venderá esos pollos para comprar un cerdo. Una vez que el cerdo engorde, lo venderá y se comprará una vaca y un ternero. Tanta emoción y alegría le da pensar en esto, que se distrae y se tropieza y se le cae el cántaro con la leche y llora porque perdió todo eso que soñaba. En algunas versiones la leche se cae porque de tan próspera que es recibe una oferta de matrimonio y hace que sí efusivamente con la cabeza. La moraleja de la fábula, entonces, es que no hay que ser ambiciosa. (Sí, en femenino, claro). Lo dice, literalmente, en la mayoría de las versiones.
Sin embargo, cuando la leí de chica -en una versión de fábulas con personajes de Disney, que perdí, en la que Minnie era la lechera- lo que más me quedó fue el descubrimiento de que las cosas se hacían paso a paso. La idea de que algo no se consiguen mágicamente de una, sino que hay que ir de a poco. Empezar con lo que se puede, lo que se tiene a mano (Por cierto, de dónde sacó ese cántaro de leche la lechera el cuento no lo dice. ¿Ya tenía una cabra? ¿La robó? ¿La encontró por ahí?).
Y también: un objetivo grande hay que dividirlo en objetivos más pequeños y abarcables. Los gurús de la gestión del tiempo y la organización y del storytelling estarían orgullosos de mí. Yo lo aprendí a los siete con “La lechera”.
No se puede hacer piezas de cerámica sin trabajar por etapas o pasos, ni sin planificación. Tampoco se puede hacer libros de otra forma. Hacer cosas, en general, requiere de poner en juego la imaginación de cómo va a ser esa cosa una vez terminada, y seguir o descubrir -a veces con prueba y error- el camino de nada a que esa cosa exista.
Y además, ir dividiendo paso por paso y reconociéndolos da también una sensación de avance, de algo hecho. Tal vez falta para el objetivo final, pero ya no estamos como en el comienzo.
Quizás aprendí también lo de “no seas ambiciosa”. Es difícil saber dónde porque la cultura en general nos enseñaba eso a las niñas. Pero estoy segura de que aprendí mucho más este concepto de los objetivos paso a paso y que la única realidad es lo que está hecho.
Reviso ahora versiones de la fábula para escribir esto y me doy cuenta que al menos en la versión de Samaniego se incluye una enseñanza más, creo que muy útil para estos tiempos difíciles y tan subrayada por el mindfulness y la meditación: no queda otra que vivir en el presente.
Acá se puede escuchar la versión en verso de Samaniego musicalizada y cantada por Paco Ibáñez:
Descubro ahora que este paso a paso de acontecimientos es una de mis estructuras favoritas en cuentos: los encadenados. Ya lo dijo tan lindo Louise Glück, la poeta estadounidense que falleció hace pocos días: "Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria".
Pero no voy a seguir ahora por acá. Los encadenados quedan para otro boletín.
Recomendaciones
Voy a recomendar un libro que todavía no leí. Lo hago con absoluta confianza y a modo de festejo de que haya salido también. Prodigiosa Marilú. Historia de ua muñeca de moda, 1932-1961, de Daniela Pelegrinelli, publicado por Ampersand. Lo recomiendo porque escuché y participé en clases de la autora y admiro mucho su manera de pensar, de investigar y de compartir su conocimiento. También porque el tema me resulta convocante: la historia de la muñeca Marilú se atraviesa por la historia de los juguetes, del país y del mundo, de la infancia y de la cultura en general, de las mujeres empresarias y emprendedoras, de las revistas, de los coleccionistas, de la moda y la costura. Y porque además, a simple vista, es un libro precioso: lleno de fotos que nos llevan a otros tiempos.
Prodigiosa Marilú ganó la primera edición del Premio Ampersand de Ensayo en la categoría Estudios de Moda, y se presentó hace unos días en el Museo de Arte Decorativo en un evento al que asistieron, además de personas interesadas, muchas Marilús.
Por esta cuenta de ig se puede conocer un poco más sobre el libro. Y acá la información de la editorial.
Cursos y eventos próximos
¡Último curso del año!
Este lunes comenzamos con la última edición del año de Viajes a Fantasía. Ocho encuentros de taller literario orientado a escribir para infancias. Quedan lugares. Más información e inscripción por acá: SoyAutor.
También para noviembre quedan lugares en Manos a la obra, el espacio de dos encuentros de tutoría. Más información e inscripción por acá: SoyAutor.
¡Feria!
El próximo 4 de noviembre, con Tienda A la zorra vamos a participar por primera vez de Ilustrades. No es para meter presión, pero qué buen lugar y momento para ir comprando regalitos de fin de año. ¡Ahí nos vemos!
Yapa
La calle está llena de paraísos en flor, con su perfume alucinante. Al menos si estás en Buenos Aires. Es una gran época para salir a caminar. Además, empezó el mes pasado el árbolpalooza. Estuvieron los lapachos en flor, ahora los paraísos, en unas semanas arrancan los jacarandáes y después para diciembre los tilos. Para llenarse los ojos y los pulmones.
Ahora mismo es domingo de elecciones en Argentina. Desde mi optimismo irritante, y siguiendo al enorme Kurt Vonnegut, espero que votemos con amabilidad y cuidado y no desde el odio. Nunca antes había sentido tanta desolación y miedo frente a los posibles resultados de una elección. Pongo el último enter acá y salgo a votar. Voy a elegir el camino con más paraísos y ninguna motosierra.
Hello, babies. Welcome to Earth. It’s hot in the summer and cold in the winter. It’s round and wet and crowded. At the outside, babies, you’ve got about a hundred years here. There’s only one rule that I know of, babies — ‘God damn it, you’ve got to be kind.’
¡Hasta el mes que viene y muchas gracias por leer!
Buen trabajo. Es un placer leer lo que escribís.
Me encantan tus entregas! Gracias :)